30 septiembre 2006
Anoche quise salir, pero tuve que quedarme en casa por culpa de un flemón que me ha declarado la guerra tras las vacaciones. Así que así estoy... dopándome con amoxicilina y con ganas locas de mimitos. Tanta ñoñería me ha llevado a volver a ver capítulos de L Word, que pese a ser una serie que no se la cree nadie, me encanta...
...y me pregunto yo y os pregunto a vosotros/as:
¿Con quién de ellas os iríais a la cama y a quién tiraríais por un barranco?
26 septiembre 2006
carta a atalanta
Nunca sabemos a dónde va a llevarnos esa carretera que serpentea entre los paisajes de Plutón... La lava y el mar decidieron quedarse allí para nosotras. Tú y yo nos desnudamos para no recordar los olvidos, ni las ausencias... y para lamernos la sal, que tan bien nos cura siempre. Llovió en el desierto. Nos quemamos, nos mojamos, lloramos... buceamos en lo profundo, para descubrir que nuestro mar es azul por arriba y verde por debajo. Ese verde que baila, y que a veces a ti te marea. Allí, donde nadan nuestros peces, tú y yo encajamos muy bien, y es entonces cuando se me olvidan las fotos que no he hecho y los besos que estuve perdiendo.
Voy a volver a suspirar durante el día y a escribirte cuentos sin lápiz por las noches, porque me he dado cuenta de que las sirenas no significan nada si no son contigo.
18 septiembre 2006
el sueño de septiembre (II)
Se me hace intenso contar las horas, ahora que la espera toca a su fin. Al final del día ya no habrá más timbres ni horarios a los que acostumbrarse. Por fin sin teléfonos, sin pantallas, sin lugares domesticados. Por fin sin bikini...
Por fin el mar. Por fin tú.
Me voy unos días con Atalanta, a nuestro rincón secreto. Vuelvo pronto.
17 septiembre 2006
acróbatas
Sólo los acróbatas saben recuperar el tiempo perdido. Giran hacia atrás y hacia delante, removiendo entre el desgaste y la sombra, desesperados en la búsqueda del salto perfecto que encuentre esa luz que les falta... Se entregan al deseo y a la suerte, a riesgo de parecer suicidas, a riesgo de que un mal paso pase a lo siguiente.
Me pregunto si tú y yo estamos preparadas para ser acróbatas...
14 septiembre 2006
el regreso
Esta mañana la calle ha empezado a oler a octubre y a noviembre... La lluvia, el gris y mi jersey verde me han acompañado en mi pequeño viaje a la panadería. He tenido antojo de cruasán para desayunar, y me he aventurado como una Dra. Livingstone del asfalto, luchando entre padres y colegiales con paraguas para llegar a mi destino. Rico, riquísimo desenlace.
Atalanta regresará a Madrid esta semana, y regresará para quedarse. Juntas podremos romper esos muros de hielo que en realidad nunca han existido, pero que me han tenido tan inmovilizada últimamente. El contacto físico es tan tan tan vital, que casi me dolía la ausencia. Soy exagerada, lo sé. Mi piel y yo lo somos...
El caso es que estoy rara, nerviosa, con un burbujeo constante por todo el cuerpo, con los ojos muy abiertos y las piernas algo vacilantes. Pero yo creo que todo eso es bueno.
11 septiembre 2006
so jealous
Por qué, por qué, por qué...
A veces me pregunto de dónde salen los celos... Por qué nos asustan, nos asaltan... por qué nos sentimos decepcionados con nosotros mismos, con los demás, o con las circunstancias... Por qué todo se nos va de las manos, y somos incapaces de controlar ese algo interno que nos baila y que nos mueve.
Y que pese a todo, siempre suene la misma frase en mi cabeza:
I want the ocean right now!
08 septiembre 2006
la red del blog
Hace un año yo no sabía lo que era un blog. Alguien me pasó la dirección de "La Letra Escarlata", y empecé a descubrir y a leer en un contexto nuevo. Lo leí enterito y me quedé alucinada. Me encantó. De hecho, Hester Prynne es una de mis blogueras favoritas, y me engancho a todo lo que escribe.
Sondeando entre los enlaces que Hester tenía en su blog, me topé con "Qué mala soy dosificándote". Paola con sus palabras, sus avionetas y sus audio-post... Flechazo inmediato, sin duda.
Comencé a saltar de enlace en enlace, de blog en blog... Es increíble lo rápido que se puede viajar así. Se abría ante mi una red inmensa de nombres, palabras, experiencias, vidas... Un camino te lleva a otro, y ese otro a otro diferente. Algo parecido a lo que ocurre en la red de conexiones de Alice (L Word), pero sin camas de por medio (?).
Me parecía fascinante aquello de cambiar el diario de papel por uno en html. Una forma distinta de ser nueva, de expresarme. Así fue cómo nació "La piedra movediza". Y aquí estoy.
Llegó gente, y llegué a gente a la que aún hoy me empeño en imaginar... Lucy, Guitarboy, Penca, Evita Duncan, Veva, y una lista casi interminable de personas o personajes mágicos, sobre los que pincho con el ratón a diario, y de gente que entra y deja su pequeño e importante comentario... Y siempre tengo curiosidad por saber quién está detrás de las palabras, de esas ventanas que dan a mundos reales y ficticios donde se ríe, se llora, se sueña y, sobre todo, se escribe.
Me encanta.
03 septiembre 2006
la habitación de la bailarina
Era joven, de unos veintipocos, pero ya tenía un programa propio de radio. Estuvo en el hotel un mes y medio aproximadamente, y en ese tiempo las madrugadas de mi vida se volvieron frenéticas.
Instaló en su habitación toda la parafernalia del equipo radiofónico, para poder emitir desde allí. Era la locutora y directora de un programa semanal sobre cine de autor. Según supe tiempo después, contaba con bastantes seguidores y con muy buena crítica.
Una noche en la que ella bajó a recepción a enviar un fax, terminamos en el bar hablando, no sé muy bien por qué, de la película Dogville. Aquella misma noche comenzamos un romance fugaz y completamente desorbitado.
Además de la habitación, ella alquilaba de vez en cuando el salón principal del hotel, para dar fiestas privadas a las que acudían actores y demás personajes del cine y del mundillo audiovisual. Eran auténticos bacanales donde el cristal era para la nariz, lo que la música house para el cuerpo. Porque a ella, aunque era locutora y disfrutaba muchísimo de su trabajo, lo que más le gustaba del mundo era bailar. Así que por eso, para mí, ella era "la bailarina".
Y bailaba... bailaba toda la noche, siendo el centro de todas las miradas, la anfitriona perfecta de aquellas confluencias de frivolidades, miradas perdidas y almas tristes.
Más temprano que tarde, me cansé de sus excesos y de la necesidad constante que la bailarina tenía de metamorfosear sus emociones con drogas y multitudes.
Así que todo terminó. Ella se fue y nunca volvió; ni dio señales, ni volví a escuchar su programa de radio. Por supuesto, en la habitación no dejó nada.