27 julio 2006

rescate

Es de hace tiempo, y lo he rescatado al abrir un libro:

Cuando intento olvidarte, te olvido.
Cuando apareces, me vuelvo a desarmar.
Te dosifico con cuenta gotas,
para no permanecer ausente y presa
mientras estás.

(vuelvo a tener ganas de irme a Tokyo...)

23 julio 2006

almost crimes


Me encanta esta canción...
Qué ganas de bailar y bailar...

21 julio 2006

escalera nº14

La memoria es a veces una cabrona dulce, y sobre todo inesperada. Paseando la otra tarde por Gijón, el corazón me dió un vuelco.
Todo ocurrió durante el verano de 1995. En junio cumplí los 16, y comenzó la temporada de piscina. El año anterior había roto definitivamente con mi pandilla de verano, así que estaba más sola que la una, pero no me importaba nada. Por entonces yo era una de aquellas chicas empeñada en vestir de negro, que leía a Dylan Thomas y a Poe, y que siempre iba a cuestas con el walkman y la música de Nirvana, The Cure y Smashing Pumpkins. Aquel rol de "enfadada con el mundo" me protegía; o eso creía yo.
En las piscinas siempre hay socorristas, y en la que yo me bañaba había dos. Dos chicas. Una de ellas era la de años anteriores, pero la otra era nueva. Mi madre, que es muy sociable y que siempre se las apaña para localizar a gente de su patria, fue la primera en hablar con ella. Recuerdo que un día durante la comida me dijo: ¿Sabes que la nueva socorrista es de Gijón? Bueno, en realidad ella nació en Madrid, pero sus padres son asturianos, y toda la familia veranea en Gijón. Tienen casa allí. Se llama M. y es muy maja. Ante esta inesperada carta de presentación yo debí contestar, con tono huraño, algo como: Qué ilusión. Pero lo cierto es que yo ya me había fijado en M. "la socorrista", aunque me esforcé para que mi interés no se notara. Siemplemente observaba desde mi toalla. Me intrigaba. Algo en ella me gustaba, y eso que aún no habíamos intercambiado palabra.
M. y yo nos conocimos oficialmente una mañana en la que ella se acercó nadando hasta donde yo estaba. Casi me quedo muda cuando me dijo: Así que tú eres la hija de ###... Dijo muchas cosas, pero yo estaba tan paralizada que ni las recuerdo. Desde aquello, todo cambió.Cada día me impacientaba más en llegar a la piscina, y opté por trasladar mi toalla del extremo remoto de la piscina, a la posición más próxima a la sombrilla de las socorristas. Todo con sigilo, como si nada significaran aquellos cambios, y con la dosis justa de actitud distante para no levantar sospechas. Pero fue M. la que empezó a acercarse a mí, cada vez más, y así fue como descubrí cosas de ella. Supe qué estudiaba, qué le gustaba hacer, qué música escuchaba... Descubrí también que salía con un chico (aagghhrrr!!!), y que tenía 20 años. Cuatro años de diferencia de edad en aquel momento, eran para mí un abismo y me daban cierto vértigo.
Pasó junio y medio julio, y M. y yo ya hacíamos muchas cosas juntas. Comíamos bajo la misma sombrilla, teníamos charlas larguísimas mientras ella vigilaba a los bañistas, y pasábamos ratos eternos juntas. Yo, sin cobrar, era como una socorrista de repuesto, ya que me pasaba allí las mismas horas que M. Yo estaba loca por ella, y el deseo de besarla no paraba de aumentar con los días. Eso sí, no se me notó nada.
Una noche decidimos ir al cine tras cerrar la piscina, y fue la primera vez que me monté en su coche. Era un renault rojo prehistórico, pero a mí me parecía el vehículo perfecto para viajar a la luna. Tras aquella noche, aquel cine y aquel paseo en coche, hubo muchos más viajes siderales en el renault, teniendo siempre la misma sensación... las mismas ganas de hacer el amor con ella, allí mismo, en el minúsculo asiento trasero... Curiosamente, yo aún ni sabía lo que era besar a una chica.
La mayor sorpresa del verano llegó cuando mi madre invitó a M. a pasar un par de días de sus vacaciones en nuestra casa de Asturias. Me quise morir porque M. aceptó, pero sólo si yo también accedía a ir dos días a su casa de Gijón.
Llegó agosto, y tras dos días mágicos en mi casa norteña con M. y mi familia, ambas nos fuimos a Gijón. La casa de M. estaba situada perpendicularmente a la playa de San Lorenzo, justo frente a la escalera nº14. Allí nos bañamos, nos reímos, nos abrazamos, y allí fue donde me volví loca de ganas por besar a M. Por eso aquella playa se me quedó muy dentro, para siempre. La última noche que pasamos juntas en su cama, acariciamos nuestras espaldas desnudas durante horas... Fue uno de los momentos más intensos de toda mi vida. Aquello fue lo que ocurrió. Lo único que ocurrió, porque ni ella ni yo supimos leernos entre lineas.
En septiembre y ya de vuelta en Madrid, era tan fuerte lo que yo sentía por ella, que me asusté. Nunca le hablé de lo que me estaba pasando, así que me escapé. Me fui sin más, cosa que, por supuesto, ella no entendió.
Dos años después retomamos el contacto. Entonces le confesé que me gustaban (gustan) las chicas, puesto que ya había tenido varios "rollos", y me sentía más valiente y cómoda para hablar de ello. Al escucharme M. palideció, y fue entonces cuando ella me contó que durante aquel verano de 1995 quiso besarme. Sintió lo mismo que yo. Es más, dijo que seguía sintiéndolo... Yo sin embargo ya no sentía nada. Nada.
Tras aquella confesión sentí una rabia inmensa, al entender que pudo ser y no fue, y todo por no haber hablado, por no haber confesado, por no haber sabido interpretar las señales. Fue duro. Desde entonces, cuando alguien me gusta lo digo o lo hago saber. Sólo volví a hacer una excepción a esto, con una chica de la universidad con la que era más que imposible.
Actualmente no tengo relación con M. Sé que se casó y que tuvo una niña preciosa. La otra tarde, paseando junto a la playa de San Lorenzo, tuve un presentimiento. Algo me decía que iba a encontrarme con M. frente a la escalera nº14. Por supuesto, no ocurrió. Entonces bajé a la arena y me bañé. El mar estaba deliciosamente perfecto para diluir fantasmas del pasado.

16 julio 2006

entre mar y mar

Tras una parada técnica en Madrid, mañana cambio el Mediterráneo por el Cantábrico, y el tren por el autobus. Me paso de un mar a otro. Los veranos de mi infancia siempre fueron norteños y larguísimos, y durante ellos se fue fraguando la curiosidad que hoy ha terminado por invadirme. La curiosidad y muchas otras cosas... Siempre he estado enamorada de los mares, y eso que conozco pocos.
En unos días vuelvo.

P.D.: Mi querida amiga Alyena (apodada ahora como Malory-Nox) abre blog.

15 julio 2006

Valencia

Seguramente parecerá ridículo, pero me he pasado parte del camino de regreso a Madrid lloriqueando. A veces soy así de petarda, porque echar de menos se me da fatal.
Valencia ha sido muchas cosas, pero sobre todo ha sido volver a verte. Una semana contigo, callejeando y sonriendo a la Plaza Redonda, sufriendo ese calor tan húmedo, el mar acristalado, el mar azul y el rosa de los guiris tiñendo las playas. Pies cansados, cama agitada y silenciosa al mismo tiempo... Besos, besos, besos...
Redescubrir lo que ya sentía... Volver a temblar, a vibrar. Volver a tener tu olor pegado a la nariz. Volver a despertar a tu lado.
Todo tan rápido, tan frenético, tan lleno... Todo eso fue Valencia.

Me llevaste a este sitio tan chuli. Lo tenías reservado para mí, y por eso no querías renunciar a encontrarlo aquella noche. Me encantó. Todo lo que cenamos estaba riquísimo... pero tu boca más. No podía parar de mirarte. Qué ñoña me pongo...


10 julio 2006

siete horas

El billete de tren vibra casi tanto como lo estoy haciendo yo. Esta tarde me tienes contigo. CONTIGO. Estoy tan nerviosa, que parece que fue ayer cuando empezamos a salir. Todo está listo. Yo estoy lista.
Sie-te hooo-ras, empiezo a estar del revés...
Sie-te hooo-ras, te voy a volver a ver...

09 julio 2006

el forum

Alyena y Juanjo viven en el forum. Así llamo yo al edificio en el que viven, porque casi todos sus vecinos son extranjeros. La otra noche cené en el forum y me sentí como en casa. De hecho, me vuelvo muy peliculera cuando suena Billie Holliday, mientras hablamos de las mentiras y del amor. Sonrío porque me gusta saber y saborear lo amplia que es mi familia. No suelo sentirme en casa con tanta facilidad.

07 julio 2006

encuentros

C. y yo nos reencontramos por fin tras 8 meses sin vernos. Madrid y el calor pretendía tragarnos, así que decidimos viajar, como quien viaja al mar, al lugar donde mi culo tocó el agua y donde mi cámara casi se ahoga.
Qué bien se está cuando se está bien... frase que mi abuela repite con cierta frecuencia. Esa fue la sensación que tuve con C. la otra tarde. Las dos por fin supimos que no volveríamos a llorar, por mucho bromuro de plata que se dispare al cielo. Ambas subimos el escalón, diluímos lo malo... Y yo guardé todo lo bueno en una de mis habitaciones.
Recordamos incluso que se puede hacer magia en una cocina, y hacer desaparecer a una madre durante un segundo, tras la puerta de la nevera.
Me siento tan reconciliada que me parece increíble.

04 julio 2006

desconocida

He vuelto a ver la peli otra vez. No me canso. Cuando han terminado los títulos de crédito, he tenido la misma sensación que otras veces... Me hubiese escapado en ese mismo momento a Tokyo o a cualquier otro rincón de Japón.
He deseado huir; ser una desconocida entre desconocidos. Reencontrarme, reinventarme, para que nada fuera lo mismo durante unos instantes, para que los amados y conocidos no fueran más que desconocidos con los que cruzarme.
Empezar de cero... Espiar palabras y gestos, sin tener que apartar la mirada, sin necesidad de hablar el mismo idioma ni de entablar conversación. Enamorarme por primera vez de los ojos de las galaxias lejanas, y recorrer paisajes y cuerpos nuevos, dentro de jaulas nuevas. Vivir una aventura y despertar.
Julio comienza con reencuentros y con un viaje.


El video va dedicado a la chica con la que me llevo un mes y un día, porque hoy es su cumpleaños. "Sometimes" es un tema genial.