16 noviembre 2006
11 noviembre 2006
01 noviembre 2006
marea nocturna
Caminar a las seis de la mañana no es una de mis costumbres naturales. Voy firme, aunque temblorosa; despierta, aunque anestesiada por haberte visto venir. Te miro de reojo, te sonrío, te hablo sin mover los labios, porque ese es mi dialecto favorito cuando se trata de ti... Y entonces ya no estoy cansada, ni rendida, ni muerta. Voy librando batallas silenciosas contigo, mientras avanzo sola hacia casa. Te imagino dormida, perdida entre tus sueños, justo cuando ya ni quepo en ninguno de los lugares bajo tu manta. Y me estremezco pensando en el nunca y en el siempre, porque sé que aún quedan muchas mareas nocturnas por venir... con esa sensación, otra vez.